jueves, 10 de mayo de 2012


THE CASEIN MENACE:  MILK, MUCOUS, CANCER AND YOUR CHILD

On American television, and in print ads, there is a famous product slogan that reads: Milk Does a Body Good. It is usually accompanied by a photo of an attractive person with a white mustache. The problem is that this slogan is far from the truth -- the milk promoted in these advertisements is loaded with casein… and does no body good.  According to Dr. Colin Campbell, author of The China Study, casein, a protein that is found in large amounts in all dairy products, is directly linked to most cases of cancer.  He suggests that a diet based on the exclusion of casein and the inclusion of plant-based protein could elongate our lives and, potentially, keep us cancer-free.


As for that white mustache, often found right under our nose… it is far from attractive, and is even further from advertising chic … when its cause is better understood.

Such advertisements should serve as reminder of what casein-rich dairy products can cause. Casein is a menace and nasal mucous is only the first of many health problems that casein’s continuous consumption may bring into our lives.

Unfortunately, the problem is not new, and has deep societal roots, thanks to a powerful dairy industry and its propaganda. We live in a culture that champions the importance of drinking milk during infancy, childhood, youth, adulthood and old age… from cradle to grave. No matter our gender or age, there's always an excuse to drink milk and many people seem to think that, without milk, one could not live. How can we easily go from that long-held belief to an understanding that milk actually could cause severe health problems? Such a change in beliefs is difficult in a society that consumes vast quantities of milk for its calcium content, but has no clue about what casein is and how it affects our health.

Milk is a food that God has created to feed the mammals on this planet – but, only until they can feed themselves. After that dependent stage, only our human species stubbornly continues to drink milk. Further, we substitute a mother's healthy milk, which comes loaded with enzymes that help digest human milk successfully, for the milk of an animal that was not created to feed a two-legged mammal with a thinking brain.  Now, to make matters even worse, over the past century, we have tampered even further with nature’s plan: milk pasteurization has removed the digestive enzymes that originally accompanied animal milk in its raw and natural state; those natural enzymes, at least, would give our human tummies some hope that the casein contained in this milk could be successfully digested and rendered harmless. Destroying the natural enzymes in a food that was not created for humans is truly a crime. It leaves us unprotected from a protein that will eventually cause us great bodily harm. Why? Our own enzymes cannot protect us against casein  -- we cannot digest casein successfully.  Casein truly is an invisible menace and we must be aware of it.

How else is casein affecting us and, especially, how is it affecting our children? The lactose and casein proteins that remain in milk after pasteurization are responsible for the millions of cases of allergic reactions and dopamine-like reactions that affect our children every day.  They also are responsible for the digestive intolerance issues that many adults face, these days. Cases of allergies, asthma, attention deficit and lactose intolerance have spread like wildfire in recent decades and have one common denominator: Casein.    

The sad thing is that, for children who are already adversely affected by other environment components, the addition of casein in their diets may actually be the drop that overflows the cup. Pasteurized-milk consumption -- in other words, casein consumption -- is closely linked, not only to respiratory problems, but even to mild and severe behavioral and attention-related problems. While facing this dilemma, many parents research aggressively, hoping to find the source of the problem. Ironically, the silent and despicable assassin is right under our noses, laughing out loud every time we open the refrigerator! The time has come to breathe deeply, look at all sources of casein in the eye and say, with great determination, "to hell with you, invader, now get the heck out of my fridge!


martes, 8 de mayo de 2012

¡La invasión del MOCO!

El moco en los niños ha llegado a tener una fama tan aceptada hoy en día que la palabra mocoso, literalmente traducida como full of buggers, conforma parte del repertorio lingüístico diario en varios países hispano hablantes y se usa para dirigirse a niños en su época infantil;  niños cuya característica común es el sello del moco bajo la nariz.   

Lastimosamente, esta aceptación  tranquila del adjetivo mocoso, refleja nuestro conformismo con una realidad que debería urgirnos cambiar.  La invasión del MOCO debe parar.  El adjetivo mocoso describe a un niño distante de estar sano.  Ha llegado el momento de decir¡Basta ya!  ¡Adios moco! ¡Fuchi-fuchi! Au voir!

Desafortunadamente, el problema no es reciente; ya ha cavado raíces profundas gracias a la industria lechera y su gran propagandismo.   Nos hemos educado en una cultura en la que se idolatra la importancia del consumo de la leche durante la infancia, la niñez, la juventud, la edad adulta y la vejez; es decir, desde que nacemos hasta que morimos.   No importa el género o la edad, siempre hay una excusa para tomar leche y mucha gente parece pensar que sin la leche uno no podría vivir. 

En inglés, existe un logo comercial constante que dice: Milk Does a Body Good: La Leche Beneficia tu Cuerpo y va generalmente acompañado de la foto de una persona atractiva con un bigotito blanco.  El problema es que ese slogan está muy lejos de la verdad: la leche que estos comerciales promueven no nos hace bien.   El bigotito blanco en realidad se lleva bajo la nariz y se llama MOCO.
La leche es una alimento que Dios ha creado para alimentar a los miles de mamíferos en este planeta solamente hasta que éstos puedan alimentarse por sí mismos.  Después de esta etapa, solamente el hombre se obstina en seguir tomando leche.  Pero el problema se complica  aún más cuando cambiamos la leche saludable de mamá por la leche de un animal que no fue creado para alimentar a un mamífero de dos piernas y un cerebro pensante.  La leche de vaca fue creada para alimentar a un ternero, no a un toro o una vaca; porque hasta un ternero deja de tomar leche cuando acaba su infancia.

Ahora bien, para rematar el problema, no sólo forzamos a nuestro cuerpo a ingerir un alimento que no fue creado para nosotros, sino que nos hemos puesto a experimentar con él.  En las últimas décadas la onda de la pasteurización de la leche no ha descansado hasta quitarle a ese alimento las enzimas digestivas que originalmente lo acompañan en su estado crudo y natural.  Quitarle a un alimento que no fue creado para el hombre, las enzimas que ayudan a digerirlo, es verdaderamente un crimen.

Al pasteurizar la leche a temperaturas a las cuales no sobrevive ningún alimento sin perder un enorme porcentaje de su valor nutricional, ésta abandona todo su valor probiótico, sus enzimas y su riqueza natural.  Lo que nos queda es precisamente lo que nos hace mal: la lactosa y la caseína.  Estas son las proteínas responsables de los millones de casos de alergias y efectos dopamínicos en los niños y de las intolerancias digestivas en muchos adultos.  Los casos de alergias, astma, déficit de atención e intolerancias a la lactosa se han esparcido como pólvora en estas últimas décadas.  ¿Cuál es el componente tóxico responsable esta vez?  Ta ta ta tán.... La leche pasteurizada.

En resumen:
La leche pasterurizada causa que los niños sufran alergias a diferentes niveles e inclusive desórdenes de atención causados por la inhabilidad de digerir proteínas complejas como la lactosa y la caseína.  ¿Por qué?  Porque una leche sin enzimas no puede ayudar a una buena digestión.  La lactosa y la caseína no digeridas causan estragos severos en nuestro cuerpo y aun más en el de un niño.  

Lo triste es que en los niños que ya de por sí presentan fragilidad o toxicidad hacia otros componentes del medio ambiente, la adición de la leche pasteurizada en su dieta podría ser realmente la gota que derramará el vaso.   El consumo de leche pasteurizada está estrechamente vinculado no sólo a problemas respiratorios sino inclusive a problemas de comportamiento o atención tanto leves como severos.  Al presentarnos con este dilema, muchos padres apuntamos a todas partes en búsqueda de un culpable, cuando el asesino está allí, frente a nuestras narices, riéndose a carcajadas cada vez que abrimos el refrigerador!  

Repito entonces que ha llegado el momento de respirar profundo, ponernos la mano al pecho y decir con gran determinación: "al diablo contigo invasor, fuera de mi refrigerador!




domingo, 6 de mayo de 2012

Chía: Otro tesoro pre-colombino


Familia y amigos, Si aún no lo han hecho, hoy quiero incitarlos a que empiecen a comer semillitas chía en abundancia.  Cuenta la leyenda que el secreto de la gran energía de los guerreros del imperio azteca, residía en el consumo contínuo de esta semillita.  Así que no debe faltar en su alacena, junto a su tarrito de quinoa (la súper comida incaica).

 Estas semillitas son increíbles.  Forman parte de la lista de “Súper comidas” ya que están repletas de nutrientes que proveen energía duradera en nuestro cuerpo.  Contienen:



·         Omega 3:  Este ácido graso ayuda con la formación de nuestras hormonas, membranas celulares y retina.  Además ayuda al buen funcionamiento de nuestro sistema inmunológico.  (Adjunto artículo interesante sobre Omega 3). 

·         Antioxidantes:  Que son los encargados de eliminar los radicales libres de nuestro cuerpo.  Los radicales libres son los que eventualmente nos causan cáncer.  En resúmen, esta semillita nos alkaliniza el cuerpo al ayudarnos a combatir la acidez causada por una mala dieta (de pancito, azuquitar y todo los que nos cuesta dejar….)

·         Fibra: Si les toca sufrir al ir al baño y se la pasan golpeando sus rodillitas para que por fin salga el tesoro, quiere decir que les falta fibra para que fluya mejor la comida que digieren.

Así de chiquita como la ven, su contenido de aceite omega 3 es 8 veces más alto que el del salmón!!!!  Tiene aún más anti-oxidantes que las “blueberries” y aún más fibra que el quaker (avena). Así que si son estreñidos, la bebida que les voy a recomendar es algo que deben consumir a diario, si es posible 3 veces al día.

Para empezar, les aconsejo que la compren en forma de jugo de Kambucha en WholeFoods.

El sabor de uva y el de frambueso son los más deliciosos.

Esta deliciosa bebida les brinda no sólo los valores alimenticios extraordinarios de la chía, pero por si fuera poco, incluye los valores probióticos increíbles la Kombucha.

Como ya podrán adivinar, yo ya me compré mi paquete de Kambocha madre y junto con un amigo, estamos empezando a experimentar y ver cómo duplicar la receta de la Kambucha con chía.  El día que nos figuremos algo similar, les pasaré la voz de inmediato para que la puedan hacer Uds. mismos.

Así que ya saben:  metan la chía hasta en la sopa porque les hará mucho bien!!! ;-)

¡Salud!